Metesillas y Sacamuertos; metemuertos.



Persona de poca estimación social, digna de desprecio por su talante murmurador y su disposición permanente al chismorreo. Se dice de alguien entrometido e importuno, que se dedica a difundir todo tipo de habladurías sin miramiento hacia la honra y fama de terceros. Tiene su origen en el mundo del teatro, ya que a estos individuos se les encarga introducir, sacar o retirar enseres y parafernalia que la función requiere. Tienen también el cometido de figurantes, sirviendo para hacer bulto, formar comparsa, dar recados y entregar cartas. El metemuertos, o racionista, retiraba asimismo los muebles del estrado cuando se pasaba de una escena a otra, con lo que cumplía. El resto del tiempo lo dedicaban a críticas y comentarios maldicientes. Calderón de la Barca utiliza así el término, en su acepción insultante de servidor oficioso y lameculos, de crítico impertinente, de poca cosa o nulidad social:

 

¡Vive Dios, que fue contigo

Macías niño de teta,

un metemuertos Leandro,

y Píramo un alzapuertas!

 

Como acepción adicional, el Diccionario de Autoridades da para "metemuertos" el de persona agorera, que sólo cuenta desdichas y penalidades, acarreando desgracias sobre quien le escucha.

 

 

Meticón.

Persona entrometida y bulliciosa que arde en deseos de enterarse de vida y milagros ajenos, metiéndose en asuntos que no son de su incumbencia. (Véase también "metomentodo, entrometido").

 

 

Metomentodo.

Sujeto meticón y entrometido; persona bulliciosa e imprudente que se mete donde no la llaman, haciendo el ridículo, malogrando a menudo el curso natural de las cosas; cocinilla que mete sus narices en asuntos de la casa, incordiando a su mujer e incluso al servicio. Tiene alguna afinidad con el cargante o pejiguera, que está siempre encima de los demás incordiando, aunque sin mala fe ni propósito avieso. Es voz muy similar a "metepatas", aunque menos hiriente. José Nogales, en El puente de las Animas (Nº 496 de Blanco y Negro) pone la siguiente expresión en boca de un lugareño andaluz, harto de un muchacho meticón: "¡Nos ha fastidiao el crío metementó...!".

 

 

Mezquino.

Miserable, escaso, tacaño rayano en la avaricia, ruín. En ese sentido emplea el término Sem Tob, rabino de Carrión, a mediados del siglo XIV, en cuyos Proverbios morales se lee:

 

Cuydando que más largo

algo (= haber) (h)a su vezino,

tiene todo su algo (=riqueza)

por nada, el meçquino.

 

Es de origen árabe, de miskin = indigente, adjetivo derivado del verbo sákan = humillarse, ser pobre. Es evidente su uso metafórico, ya que con esta acepción se alude también a la miseria moral. Con este sentido aparece en el Lazarillo de Tormes (1554), siendo su uso normal a lo largo de los siglos de oro: "Mas también quiero que sepa vuessa merced que con todo lo que adquiría y tenía, jamás tan avariento ni mezquino hombre no vi...".

Entre los sentidos que tuvo el término en la Edad Media está el de "poca cosa, pequeño, diminuto, menudencia o insignificancia". Así aparece en la obra del Infante don Juan Manuel, El Conde Lucanor: "La formiga, que es tan mezquina cosa, ha tal entendimiento, y face tanto por se mantener...".

También connota condición de "infeliz, desgraciado, desventurado y triste". Pero a esa carga semántica se ha impuesto su uso como ofensa e insulto. Covarrubias (1611) en su Tesoro de la Lengua, emplea así el término: "... algunas vezes se toma por el hombre miserable y apretado, que teniendo para sí y aun para los otros, no osa comer, y vive con gran miseria".

 

 

Mierda, merdón.

Hombre despreciable; sujeto que no cumple su palabra y carece de seriedad y autoestima; persona sin credibilidad, que carece de importancia social alguna; hombrecillo encanijado y carroza que pretende ridículamente esconder su mezquina y ruín condición. Es uno de los insultos más fuertes en todos los idiomas. Entre los sefardíes de origen turco y griego que hoy habitan en Israel, he escuchado en forma de adagio o sentencia: "Si a la voz de merda un home non responsa, non es home o es sordo, o morto es que non oye".

En Andalucía y Extremadura se utiliza la forma del aumentativo despectivo merdón como sinónimo de cobarde, hombre para poco, pusilánime y flojo. Es voz de etimología latina, de merda = porquería, inmundicia. Es de uso muy antiguo, documentada ya en los orígenes del idioma. Si bien es uno de los vocablos tabú de nuestro tiempo, en los siglos de oro se utilizó con desenvoltura. El médico de la real familia López Pinciano, en el siglo XVI escribe: "sería más ridícula si fuese más fea: como uno que recibiendo olor malo dijo: "O es una mierda o asa torreznos".

 

 

Mierdecilla.

Persona encanijada y hampona, sin importancia social o económica alguna; sujeto despreciable, aunque inofensivo e inocuo. Es muy despectivo, e incluso cruel, puesto que se dirige a personas hundidas en su propia miseria, o envueltas en la de los demás. También se le llama "comemierda". Ambos son calificativos recientes groseros, de uso en medios agermanados y de la mala vida. Hemos podido escuchar la siguiente seguidilla:

 

Llamadme ustedes mierda,

no mierdecilla,

que a las veces lo chico chiquillo,

más recio humilla.

 

 

Mindango.

Sujeto astuto y gandul; camandulero y buscavidas. En Murcia y zonas aledañas al viejo reino se dice del individuo socarrón y vivalavirgen, despreocupado y holgazán, que a su condición de parásito une la de persona falsa, despreciable e hipócrita, que esparce infundios y crea enemistades. En diversas partes de España es variante de pindonga o pendanga: ramera, mujer que vive a salto de mata. En cuanto a su etimología, nada hay definitivo; algunos quieren que proceda del cubano "manguindó": fulano que anda ocioso y vive de gorra. El término citado pudo derivar de voces afroamericanas, aunque según otros el origen del término sería gitano.

 

 

Mindundi (-s).

Voz de creación reciente con el significado de donnadie, mierdecilla, cantamañanas o zascandil. En puntos de Murcia y Almería equivale a sujeto sin oficio ni beneficio; pillete gandul e indolente que merodea por plazas y mercados sin rumbo ni destino claros. En cuanto a su etimología, se ha pensado en la voz latina minutus = menudo, menguado, de donde también derivaría minuendus = que debe ser rebajado; sujeto merecedor de humillación y desprecio. La peripecia filológica de las voces latinas no resultan de fácil explicación, sobre todo teniendo en cuenta la escasa vida que mindundi(s) tiene en la lengua hablada, y su inexistencia o escasísima presencia en el lenguaje escrito. También se oye "nindundi", seguramente por atracción del pronombre indeterminado "ninguno" = nulo, sin valor, nadie. No es descartable una procedencia andaluza para el término: del vocablo "mindín" = joven presumido a quien gusta lucirse, siendo un mierda sin oficio ni beneficio; es voz procedente de "minda" = minga, polla, pijo o pene, con lo que un mindundis sería una variedad del "carajo a la vela"*.

 

 

Miramelindo.

Individuo amanerado, que cuida en demasía de su aspecto externo. Especie de "lindo don Diego", o de "mírame y no me toques", este precursor del petimetre y abuelo del pisaverde es hombre superficial y un tanto afeminado cuyo tiempo ocioso dedica al espejo, el sastre y los afeites. Más que insultante fue voz despectiva dirigida al hombre que se comporta, en los cuidados cosméticos y del atuendo, como una mujer. Alcalá Venceslada, en su Vocabulario Andaluz, recoge la palabra como propia de aquella tierra, que documenta así: "Y con esa postura de miramelindo, zapato de polilla y pisar con ponleví, es el furor de las damas...".

 El término se toma en sentido figurado, por la acepción principal que tiene: planta, también llamada balsamina, de largos tallos llenos de zarcillos trepadores, de hojas de color verde muy brillantes; es planta muy fragante, que se usó como medicinal, gozando de predicamento por la belleza de su porte.

 

 

Mochales.

Loco, chiflado; familiarmente, persona que ha perdido el juicio, o la chaveta (clavo o tornillo). En cuanto a su etimología, pudo decirse de la voz "mocho": romo, sin punta, lo contrario a agudo, posiblemente del vascuence motz = sin filo, feo, corto de talla. Suele acompañarse de la palabra "tío". En cuanto al plural, véase lo que decimos en "vivales". En el conocido cuplé ¡Ay, Tomasa!, de principios de siglo, el letrista Fidel Prado emplea así el término:

 

Y él me dice entonces: "¡Chacha!,

es que te usas un vaivén

que ti tomo por la jaca

del tiniente coronel".

Y como está el pobre

mochales por mí,

me mira mu tierno

diciéndome así:

¡Ay Tomasa, ay Tomasa!,

yo no sé lo que me pasa

que me tiés desjarretao...

 

Alcalá Venceslada, en su Vocabulario Andaluz, dice que es voz propia de su tierra, del término "mocha"= reverencia que se hace inclinando exageradamente la cabeza muy servilmente.

 

 

Mocoso.

Muchacho poco avisado que presume de hombre hecho y derecho; ignorante. También se dijo antaño de la persona necia y despreciable, que no merece estima. Baltasar Gracián, (primera mitad del siglo XVII), escribe en su Criticón: "Advierta el otro presumido de bachiller, y conózcase que es un rapaz mocoso que aún no discurre ni sabe su mano derecha".

Antes, Cervantes, en el Quijote, da al término el significado de persona o cosa de poca monta y ninguna importancia: "Por que vea vuestra merced, señor don Lorenzo, si es ciencia mocosa lo que aprende el Caballero que la estudia y profesa".

También se utilizó antaño en son de censura o desprecio hacia el niño malmandado y desobediente, que se atreve a contestar a los mayores, criatura producto del mimo y el consentimiento. Bretón emplea así esta acepción:

 

O bien con necio cariño

halagan todos sus gustos,

y de un mocoso rapaz

hacen un rey absoluto.

 

 

Mocosuena.

Que ha oído campanas sin saber dónde suenan; persona que atiende más al sonido de las palabras extranjeras que a su significado. Se dice también del individuo que no sabe por dónde va, ni parece que le importe. Sujeto que llamándose músico no sabe ni solfeo ni armonía, tocando de oído y cantando de la misma manera, como los cantautores de nuestro tiempo.

 

 

Modorro.

Individuo que une ignorancia a torpeza; sujeto de apariencia sonámbula, que permanece dormido de pie. La palabra está formada a partir del substantivo modorra, "sueño pesado". Covarrubias escribe en su Tesoro de la Lengua (1611): "El que está con esta enfermedad soñolienta, que saca al hombre de sentido, cargándole mucho la cabeza. Algunas veces se dice del hombre muy tardo, callado y cabizbajo. Díxose "modorro" del nombre latino morio (a su vez del griego) moros: fátuo, estólido...".

Pero es seguramente etimología equivocada, desconociéndose su origen, a no ser que sea la voz vascuence mutur = taciturno, que llora con facilidad y hace pucheros, voz residual de las lenguas prerrománicas de España, conservada en el lenguaje pastoril. El autor del Libro de Buen Amor, Juan Ruiz (primera mitad del siglo XIV) utiliza la forma afín amodorrido, y en las Coplas de Mingo Revulgo, mediado el siglo XV, se lee:

 

¿Sabes, sabes, el modorro

allá dónde anda a grillos?

Burlanse los moçalvillos

que andan con él en el corro.

 

Para Antonio de Nebrija, modorro equivale a "bobo"; "modorrón, modorro, amodorrado" son frecuentes en el teatro renacentista como sinónimos de necio. Bartolomé de Torres Naharro, en su Comedia Himenea, (principios del siglo XVI), usa así el término:

 

Muy modorro sóis, amigo,

porque yo me sé guardar

de los peligros mundanos.

 

Como el ceporro o ceporrón, el modorro duerme con facilidad, y una vez traspuesto no es fácil despertarlo, ya que sestea como un bendito. Es individuo de buen contentar, apacible y manso, incapaz de disputas o bizarría alguna, lo que anima a quienes lo rodean a meterse con él, ante la convicción de que no responderá de forma brusca. Esta fama de bondad a ultranza le hace aparecer como persona simple y noblota, apariencia ayudada por su torpeza y evidente ignorancia de gentes y cosas.

 

 

Modrego.

Persona desmañada y torpona. Es cruce de modorro con borrego, lo que da como resultado un individuo carente de habilidad o gracia. Su primera documentación escrita aparece en el Diccionario de Autoridades (primer cuarto del siglo XVIII).

 

 


Дата добавления: 2019-02-12; просмотров: 223; Мы поможем в написании вашей работы!

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